“Urbe de casas bajas o de pocos pisos, aunque aquí y allá disuene algún desproporcionado rascacielos, ofrece todavía Rosario la nota amable de patios embellecidos por flores, emparrados de enredaderas desbordando sobre las tapias, grandes árboles de sombras en los centros de las manzanas, y calles asoleadas, de nítida perspectiva, limpias de esa bruma borrosa que a tantas ciudades industriales empaña. Los vecinos han cobrado afecto a su río y ahora prefieren edificar sobre la barranca, desde donde admiran el cambiante panorama de las aguas, grises, azules, bermejas, nacaradas, reflejo de los tintes del firmamento conforme van transcurriendo las horas del día. Con más de medio millón de habitantes, clima suave y suelo salubre…”
Juan Álvarez
Olga Cossettini
El niño y su expresión, 1940
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